Monday, November 14, 2005

El hombre desvalido

Frente a las marquesinas herrumbrosas de la estación, espero la partida del tren. Los decorados fríos, el olor de una humedad ferruginosa, el orín secándose en los raíles, la extraña reverberación de las voces. Observo a un hombre que no encaja. Está vestido como un campesino que nunca ha salido de la aldea, con una bolsa de tela en la mano y el billete colgando de sus manos de venas sarmentosas. Tiene esa mirada sabia e inocente de un hombre venido de las montañas de Capadocia, de las riberas del Caspio, de los valles suaves de la Mesopotamia profunda. Está completamente perdido, mirando como un enloquecido los andenes, buscando el tren que le llevará a vivir a una inhóspita metrópoli. Tiene las trazas de acabar la primera noche durmiendo sobre cartones improvisados, completamente desvalido, desprotegido, violado por una patria y una lengua que no le pertenecen. Me pregunta por el tren con destino a la ciudad de destino. Le señalo el reloj, la vía. Asiente, agradecido y triste, con mirada de animal herido. Comprendo que, al explicarle una y otra vez los pasos a seguir, no me comprende. No sabe leer. Entonces vislumbro su dulce mundo de siega y labranza, sus sonrisas de Ángelus dominical, sus ciclos solares y su milenaria forma de mirar a las pupilas, clavando un aguijón de dignidad y nobleza no corrompida. Pero debo marcharme. Mustafá, Kemal, Turgut, Rheza u Osman, armenio, macedonio, persa, hindustaní o árabe, me tiende la mano con fuerza. Su gesto me transmite la seda milenaria, el olor a las especias de los mercados, la sonrisa permanente del corazón inviolable y la calima del indómito desierto. Que Alá o Vishnu o Buda sean contigo, hermano. No olvides meter en los bolsillos un trozo de tierra, para tocarla siempre, y sentir que la vida es fría y molesta, como la arena guardada.

1 Comments:

Blogger Mar Ruiz said...

Hueles a Oriente. Tu desconcierto es aparente y no hay nada más hermoso en una tierra extraña que vengan y te echen una manita, que te lancen un pensamiento azul también vale.
Los caminos del mundo se hacen más dulces al encontrar un buen compañero de viaje, aunque sea por unos instantes y luego desaparezca tras las sombras de una estación, entre la muchedumbre y el tiempo.

3:52 PM  

Post a Comment

<< Home