Sunday, January 07, 2007

Pese a tu ira

Pese a la ira que volcaste sobre mí, prevaleció en lo más hondo de mi intimidad la sensación de que, desbordada por los acontecimientos, tratabas de forjar una actitud que no era tuya. Tus ataques de baja intensidad tan permanentes me revelaban un oscuro y denso mar de amargura que te atormentaba y al que sólo podías darle una salida violenta. Que mejor pretexto que volcarla sobre el amor, como una magma ardiente, para destruir y arrasar en su violenta carrera todo vestigio sensible. Ya sé, amor mío que, impulsada por la desesperación de una esperanza enterrada, sólo fluías con temores, amagando con fugas, destrozando con indiferencias, asesinando con frialdades cómplices... mas ese lenguaje que comenzaste a hacer progresivo cada vez que su trozo de sábana se enfriaba te fue engullendo también a tí misma, y ya no eras tú ni con las migajas que me dabas ni tampoco con las pasiones cortas que vivías en su alcoba. Acostumbrada a mendigar amor en un encuentro esporádico y a vomitar sus terribles consecuencias conmigo, te fuiste enervando sobre tí misma. Repleta de accesos eufóricos y silenciosos, comenzaste a fabricar un pie en la melancolía, y sobre ella, fieramente apuntalada, negrificaste el mundo, haciéndolo insoportable e inviable. Pese a todo, cuando la sonrisa te embargaba y recordabas las pavesas aún calientes de nuestro amor, te veía, como un milagro mil veces repetido, recuperar la ternura primigenia, el beso dulce, la caricia espontánea, y yo clamaba y apelaba a tu alma para restaurarte, íntima, sencilla y pura, sobre el altar del templo que adoré un día. Amor contra amor fue batalla perdida; me despreciaste en el alma, en la alcoba y en los besos; me cubriste de cemento gris y me mandaste con frialdad de plomo al abismo del olvido. Pero, amor mío, hoy por hoy, sigo enamorado de aquellos primeros días, de aquella sonrisa de plata, de aquella iusión de niña de los cuentos, de las promesas al calor del alma y de esas manitas que rezumaban calor, calor de abrazos, calor de la vida que comenzaba a estallar en nuestros besos, perdidos irremisiblemente en el umbral de la quebradiza memoria.

2 Comments:

Blogger Cati said...

Supongo que si ella lo lee se estremecera, no es para menos.
Me gusta lo q escribes y como lo escribes, bravo.

11:28 AM  
Blogger tilina said...

Necesita el romántico que el amor sea frágil, cuando no, la tragedia de lo imposible. Últimamente faltan los comentarios de "Gawi", te seguía muy bien

1:08 PM  

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