Sunday, November 20, 2005

Proust

<>. El indiferente. Marcel Proust.

Siempre observarás que tras el encanto erótico de una mujer se encuentra una flor, anticipadora del deseo. Aún recuerdo el crisantemo de Odette trabado en la costura de un palabra de honor, cuando en el coche nocturno Swann se acerca a oler su esencia e inicia, probablemente, una historia de amor irrepetible.

Amo irrefrenablemente a aquellas mujeres que calan una flor en el costado de alguna mejilla, trabada en el pelo.

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