Saturday, December 24, 2005

Tenho saudade de mim

Amar el silencio, dejar que flote sobre el espacio como una soledad sonora, invadiendo el piélago del corazón en suspenso. Salir a la calle enmudecido, absorbido por una realidad íntima, ajena a las injerencias. Estar sentado en la tarde de calor sobre una atmósfera de luz intensa, observando cómo las partículas del polvo yerran caóticas, y sentirse en levitación informe. Querer vivir en esta prisión del alma sin voz y sin timbre humano, dejándose ensimismar por el estruendoso crepitar de las voces que no llegan. Estar sumido en el silencio, sentir que algo dentro ha muerto, que las palabras se escapan, que no hay nada más allá que la luz de la intuición primigenia, nuestro juez interior, ese que nos dicta y nos condena. Vivir para no decir nada; en el fondo, oscura tiranía de la inmersión en la tristeza. Saudade. Magoa.

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