Sunday, March 19, 2006

Mi corazón

Cierto día, subiendo las escaleras, noté que mi corazón bombeaba fuertemente, como si fuera a estallar. Desde aquel momento, cada pálpito que me latía en el pecho me despertaba del letargo del olvido mediante un batir omnipresente: mi corazón se expresaba con vehemencia en aquellos primeros días de la emoción creciente. Instalado cómodamente en la caja de mi cuerpo, señor y dueño de mis emociones, es una conciencia alojada, un niño caprichoso que siempre desea llamar la atención, un amante coqueto a quien siempre hay que dirigir un cumplido. Cuando te beso, me reclama. Cuando te amo, se siente celoso, y pretende que te olvide latiendo como el homólogo de un caballo, como si todo mi cuerpo fuese un músculo vibrante que apenas cupiera dentro de mí. Posee el don de la anticipación: me rebela la traición de la pasión, los nervios de los momentos previos a mirarte; me enrojece cuando te dirijo un cumplido y me traiciona cuando te acaricio los dedos y sus estertores de pasión se transmiten a tu mano estrechada. No sé que sería de mí sin tí y sin él. Pero menudo canalla, que se me anticipa en todo y me recuerda, golpe a golpe, quién es quién en este juego de vehemencias que llevan tu nombre y su firma.